1. ¿QUIÉN ERES ACV?

Escuchar el término "ACV" para alguien ajeno a sus efectos, o que carece de conocimientos médicos, probablemente no presenta significado. Yo también me encontré en esa situación de desconocimiento hace un par de años, sin imaginar el peligro inminente que corría por la bomba de tiempo alojada en mi cuerpo.  

Fotografía Michael Hall

Planeo, a través de mi historia, contribuir a que menos familias pasen por la misma angustia que sobrecogió a la mía al no encontrar una orientación en medio de la crisis. Para ello, empezaré definiendo algunos conceptos básicos que necesitan conocer para entender la magnitud del acontecimiento:

Los Accidentes Cerebro Vasculares (ACV) son <<ataques cerebrales>> o <<apoplejías>> que abarcan una amplia tipología; sin embargo, preferí seguir, por su simplicidad, la división hecha en Medline Plus, una página web anexa de la Biblioteca de Salud de EEUU, en su versión en español:

+        ACV Isquémicos: Son los también llamados “infartos cerebrales” que ocurren cuando algún factor interno o externo evita la irrigación sanguínea del cerebro y, junto a ella,  la llegada de oxígeno. Tal vez, los coágulos –obstrucciones de los vasos sanguíneos– sean su forma más conocida.

+        ACV Hemorrágicos: Han sido más difundidos bajo el término “aneurisma” para nombrar, como hace The Aneurysm and AVM Foundation (TAAF) “(…) a blood-filled dilation of a blood vessel caused by a weakening of the vessel’s wall.” Es decir, el debilitamiento de la pared de un vaso sanguíneo causa una dilatación que se llena de sangre hasta formar un saco con el riesgo de estallar por causa de la presión acumulada: hemorragia.

Ilustración de Medical Images

Por lo general, se señala que su aparición se debe a otros problemas como: presión arterial,  infección cerebral, trauma o lesión craneana, malformaciones, arterioesclerosis, predisposición hereditaria, abuso de drogas o cigarrillo, etc. En mi caso, se debió a la ruptura de un (MAV) o Malformación Arteriovenosa. Nací con un “nido” de arterias y venas en una disposición anormal que ocasionó que las arterias se conecten directamente con venas en lugar de hacerlo a través de vasos capilares más delgados, debilitando las paredes y facilitando rupturas. Cabe señalar los diferentes grados de severidad y duración existentes, la posibilidad de ocurrencia de ACV <<silenciosos>> además del hecho que los Aneurismas también pueden serlo.

Según el altamente recomendado libro Stroke: The Comprehensive and Medically Accurate Manual about Stroke and how to Deal with it, escrito por el Dr. Anthony Rudd, en el Reino Unido cerca de 130´000 personas –entre niños, adultos y ancianos– sufren de un ataque cerebral cada año; sin embargo, aún allí hay muy poco presupuesto destinado a la investigación de éste mal pese al impacto que tiene en el individuos que lo sufre, su familia y la sociedad en general. En Perú, la situación es aún más precaria.

El Registro de Pacientes con Accidente Cerebro Vascular, estudio hecho con pacientes del Hospital Cayetano Heredia entre 2000-2009  y conducido por el Instituto Nacional de Salud, reportó que la forma de ACV más frecuente era el ACV Isquémico (48,1%), seguido por el ACV hemorrágico (24,9%). “Un hallazgo inesperado fue la mayor mortalidad en el grupo de menores de 40 años dentro del grupo de ACV-h (…)”. Yo tenía 19 años casi recién cumplidos en el momento que me sobrevino, lo cual parece corresponder con la cifra arrojada por el informe que preocupa por ampliar el rango de víctimas potenciales en un contexto de total inconsciencia. “En los estudios contemplados en la revisión sistemática de Latinoamérica se informó una proporción de ACV-h mayor que la descrita en EE.UU. y Europa”, lo cual debería hacer que busquemos informarnos con anticipación.

Video de la Fundación Española de Enfermedades Neurológicas.

*ICTUS = ACV

<<¿A mí? ¡Es imposible! Soy muy saludable>>, esta frase podría estar resonando en sus cabezas en este momento, pero quiero recordarles algo, sin ánimo de ser alarmista. En el caso de los ACV las preguntas: ¿por qué a mí? y ¿por qué ahora? no tienen cabida. No fumo, no bebo alcohol, no trasnocho, como de manera relativamente saludable, no tengo antecedentes familiares y, simplemente, hacía un trabajo para la universidad cuando el ataque sucedió. La clave es informarse, estar preparados, porque aún cuando queramos creer que es imposible… todos estamos en la línea de fuego.